He aprendido a vivir en la calle

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La verdad es que no ha sido nada fácil, desde aquel día en el que me perdí, mi vida cambió radicalmente. Todo sucedió muy rápido, recuerdo que estaba con Fernanda, mi humana, en el parque jugando con mi pelota favorita, ella la lanzaba y yo se la regresaba. 

En una de las tantas idas por la pelota, comenzó el caos, la gente corría de un lado a otro, ante tal impacto, entré en pánico, corrí y ladré sin parar. A lo lejos escuchaba la voz de mi dueña gritando mi nombre, pero nunca pude identificar el lugar del que provenía su voz. 

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La busqué sin éxito, me sentí cansado y me quedé quieto durante un buen rato mientras la gente recorría el lugar, parecía que no tenían un rumbo fijo. 

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Poco después todo se calmó poco a poco, las personas se iban, yo seguía sin tener claridad, me sentía asustado, quería ver a mi humana para correr a sus brazos, sentir su calor y que me llenara de besos. 

Ya pasaron algunos años, perdí la cuenta y no les sé decir con exactitud cuánto tiempo llevo viviendo en las calles. Cada día tengo el mismo deseo, volver a estar con mi Fernanda. 

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Sueño con ella casi todas las noches, está parada en una calle, yo la observo desde la otra esquina, la reconozco y me late el corazón muy rápido por la emoción y me dirijo hacia dónde está.

Ella voltea, me mira sorprendida y los ojos se le llenan de lágrimas, cubre su boca con las manos y también comienza a caminar hacia donde estoy. Cuando estamos juntos, nos abrazamos, nos miramos a los ojos y así nos quedamos. Después me despierto, nunca pierdo la esperanza.

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Ser un perro callejero es muy complicado, más allá de que me siento sucio y poco amado, cuando me da hambre es el peor momento de todos los días.

A veces encuentro rápido algún trozo de lo que sea, pero otras paso horas y horas caminando mientras busco algo que comer. Cuando no lo logro, decido acostarme y dormirme para que se me olvide esa sensación. 

A pesar de las circunstancias, puedo decir que ya estoy acostumbrado a esta vida, hay días buenos y días malos, con el tiempo he tenido que aprender a sobrevivir y lo he logrado.

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