Tal vez hemos escuchado la frase “la vida de los perros es demasiado tranquila” o incluso nosotros la hemos dicho con algunas modificaciones en su estructura, pero la intención es la misma.
Entre el caos de la vida de muchos humanos, encontramos a uno o más pequeños seres que se caracterizan por su tranquilidad, recorren la casa, se recuestan en el sofá, se dirigen hacia su plato para comer y se emocionan cada que ven a sus dueños, sí, nos referimos a los perros.
Claro está que la vida de cada uno de ellos es diferente, según las circunstancias con las que tengan que lidiar día con día. Sin embargo en algo coinciden: Los perros se dedican a vivir solo el presente.
Las emociones y sensaciones que experimentan son en el momento, las viven, las liberan a su manera y después lo dejan pasar. Por ejemplo el estrés, la tristeza o incluso la felicidad, entre otras.
Esto no significa que los perros no tengan memoria, ya que, en temas de “recuerdos”, ellos se guían mediante una rutina establecida para el día a día, tienen una noción de lo que harán con base en dicha rutina.
Al decir que los perros se centran en el presente, no referimos a que ellos ven la vida de una manera totalmente diferente a la de los seres humanos, no tienen expectativas de nada ni de nadie. Tampoco se atormentan por el pasado con lo que no pudo ser, mucho menos se preocupan por el futuro.
Además, los canes se emocionan por pequeños detalles, no planean, se dejan sorprender por la vida y disfrutan al máximo la experiencia.
Son muchas las actividades, preocupaciones y situaciones a las que los seres humanos nos enfrentamos que, en la mayoría de las veces, nos es imposible deslindarnos, pero algo podremos hacer para estar más tranquilos. Tenemos a los mejores maestros en casa, nuestros perrhijos.
Así que, relájate humano y trata de ser perro en algunos momentos de la vida.
