Festejos de cumpleaños de Lola en Fairmont Mayakoba

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En este artículo podrás encontrar todos los detalles del primer día de festejos del cumpleaños de Lola en Fairmont Mayakoba.

Lola, nuestra perrhija, cumplió siete años, para festejarlos visitamos el Fairmont Mayakoba, un hotel galardonado con cinco diamantes, en la Riviera Maya.

La aventura comenzó un jueves por la mañana cuando toda la familia abordamos el Uber que nos llevó al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.

Llegamos a documentar dos horas antes del despegue de nuestro vuelo. Al presentarnos en el mostrador de Volaris, pidieron los documentos de las peludas, cartilla de vacunación  completa y un certificado médico expedido por sus veterinarios con menos de cinco días. Ahí mismo las pesaron para verificar que junto con sus transportadoras no excedieran 10 kg c/u.

Lola en la báscula de Volaris

Después de pasar por una exhaustiva de revisión en la que verificaron el estado físico de las perras y comprobaron que las transportadoras eran las adecuadas para el viaje de las peludas en cabina, nos dirigimos a la sala de espera para abordar el avión que nos llevaría al Aeropuerto Internacional de Cancún. Ahí les ofrecimos un poco de agua.

Balám y Lola listas para abordar

Ya dentro de la aeronave, Brenda y yo nos separamos, debido a que por políticas de la aerolínea las mascotas a bordo deben viajar del lado de la ventanilla del avión y alejados de las salidas de emergencia.

Lola está acostumbrada a viajar en avión, ha volado en seis ocasiones. Como éste fue el primer vuelo de Balám, estuvimos muy atentos de su salud  y comportamiento.

Balám en el avión

El viaje duró poco más de hora y media, ambas peludas estuvieron tranquilas en su lugar, debajo de las piernas, frente al asiento de enfrente. Esto a pesar de lo incómodo que puede resultar permanecer echadas en un espacio pequeño. Para hacerles más llevadero el tiempo, en ocasiones les hablábamos, premiándolas con la voz y sobando sus cuerpos sobre las transportadoras de tela.

Una vez que aterrizamos, nos dirigimos a recoger las maletas, donde aprovechamos para ofrecerles un poco más de agua.

Al salir del Aeropuerto Internacional de Cancún, nos esperaba la camioneta que nos llevó al Fairmont Mayakoba. A bordo pedimos permiso al conductor para sacarlas de las transportadoras. Esto es muy importante pues no todas las personas están acostumbradas a la presencia de los Perrhijos.

40 minutos más tarde llegamos al Fairmont Mayakoba, donde ya nos esperaban. Después de un ágil check-in, Mario nos acompañó a nuestra habitación, la 719. Decidimos caminar para que Lola y Balám estiraran las patas y reconocieran la propiedad de 50 héctáreas.

Después de hacer check-in en Fairmont Mayakoba

Durante el camino nos sorprendimos con la vegetación, espectaculares jardines y la hospitalidad de todos los colaboradores del Fairmont Mayakoba quienes nos saludaban y sonreían al ver a las peludas caminando alegremente.

Una vez que llegamos a la que sería nuestra casa por los próximos tres días, descubrimos que habían preparado algunas amenidades para nuestras perrhijas. Las recibieron con dos tapetes con sus nombres, dos camitas, algunos juguetes nuevos, dos platos y una botella de agua para cada una. Ambas peludas se pusieron muy contentas, lo más curioso fue que Lola y Balám se acercaron al lugar que tenía su nombre.

Lola y Balám con sus amenidades en la habitación

Tomamos unos minutos para disfrutar de la habitación con vista a uno de los canales de Mayakoba y refrescarnos. Ahí dejamos a las peludas para que comieran y reposaran del viaje, mientras nosotros abordamos un carrito de golf que nos llevó a Brisas, un restaurante de mariscos y cortes a la parrilla, frente al mar, éste es uno de los cuatro restaurantes con menús preparados por el chef Richard Sandoval.

En la mesa nos reunimos con Gabriela Rodríguez y Tatiana Morfin parte del equipo del Fairmont Mayakoba quienes nos platicaron que dentro de la propiedad, al principio, vivían más 50 especies de fauna, hoy  habitan más 300 especies animales con las que Lola y Balám interactuarían, también nos enteramos que en el mar, frente a la playa del hotel se encuentra una sumergida una granja de coral, que es un gran logro, junto con las certificaciones de Rainforest Aliance y Planet 21, entre otras, por la labor ecológica del personal, el cual suma más de 700 personas.

Después de comer riquísimo regresamos a la habitación para pasar un rato con las peludas, tomar un descanso.  Por la noche salimos a caminar junto con Lola y Balám para reconocer el área y escuchar los sonidos de los insectos y animales nocturnos. Ambas se la pasaron increíble oliendo todo a su alrededor.

Lola mirando el canal desde su habitación

Con esa invaluable sensación de entrar en el rítmo slowmotion vacacional nos dormimos arrullados por el ambiente selvático. A la mañana siguiente celebraríamos el cumpleaños de Lola.

Para que tú y tus Perrhijos puedan vivir su propia experiencia en Fairmont Mayakoba, revisa aquí la dinámica para ganar una estancia  para dos personas y dos peluditos.

 

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