La reciente noticia sobre el plan de Turquía para sacrificar hasta cuatro millones de perros callejeros ha generado indignación tanto dentro como fuera del país. La medida, impulsada por el gobierno, ha sido justificada como una solución a los problemas de seguridad pública y salud relacionados con los animales callejeros, pero ha sido fuertemente criticada por organizaciones de derechos de los animales y activistas.
En el contexto de la propuesta del gobierno turco, se prevé que los perros callejeros que no sean adoptados en un plazo de 30 días sean sacrificados mediante inyección letal. Este plan es parte de una enmienda a la Ley de Protección Animal que está siendo discutida en el parlamento, promovida por el partido gobernante, el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP). Además, se contempla la implementación de un sistema para fotografiar y registrar a los perros en refugios municipales, facilitando así su adopción (Bianet) (Daily Sabah ).
Las críticas a esta medida han sido contundentes. Organizaciones como la Asociación de Justicia para los Animales (Hayvanlara Adalet Derneği) y la Asociación Vegana de Turquía han denunciado que las autoridades locales ya están recogiendo y sacrificando animales de manera ilegal, y que la situación se ha exacerbado tras las órdenes del presidente Erdoğan. Activistas argumentan que el enfoque debería centrarse en campañas de esterilización y rehabilitación, no en el sacrificio masivo (The Animal Reader).
Por su parte, el gobierno ha defendido su postura afirmando que su objetivo es proteger a los ciudadanos y alinearse con los valores culturales y religiosos del país. Erdoğan ha subrayado la necesidad de abordar los problemas causados por los animales callejeros, citando incidentes recientes donde personas fueron atacadas por perros. Sin embargo, críticos acusan al gobierno de instrumentalizar estos incidentes para justificar medidas extremas y desviarse de otros problemas sociales y económicos más urgentes (Turkish Minute) (Daily Sabah ).
La propuesta de Turquía para manejar la población de perros callejeros ha generado una fuerte oposición, destacando la necesidad de un enfoque más humano y sostenible, basado en la esterilización y rehabilitación, en lugar de recurrir al sacrificio masivo.