Hoy viví un día muy especial para mí, me llamo Randy y por primera vez fui al lugar en donde trabaja mi humana. La verdad después de varios años de vivir con ella ya sabía qué días me tocaba quedarme solito a cuidar la casa y también identificaba cuándo tocaba estar juntos.
Desde la mañana fue raro, obviamente yo tenía en mente que me quedaría en casa porque era uno de esos días normales. Mi humana estaba más apurada de lo normal y yo no sabía porqué.
Despertamos al mismo tiempo, ella hizo sus actividades habituales, dimos un breve paseo, regresamos a casa, desayunamos, se cambió de ropa, se hizo cosas en la cara como siempre y al final tomó su bolsa, todo fue muy rápido.
Lo curioso fue que cuando llegó a la puerta gritó mi nombre, fui enseguida y me di cuenta de que tenía la correa en la mano, me acerqué confundido, acarició mi cabeza, sujetó mi collar y ensartó la correa. Minutos después estábamos en el carro, yo no entendía nada, pero estaba muy contento.
Durante el camino escuchamos música, casi la misma que mi humana siempre pone en la casa, el trayecto no fue largo. Nos bajamos del coche y entregó las llaves a un señor, para después entrar a un edificio enorme.
Dentro del lugar había muchas personas y lo mejor es que la mayoría también llevaba otros perros, mi emoción fue aumentando conforme mi dueña saludaba a las personas; “¿siempre será así?, “¿por qué no me había traído nunca?”, pensé.
Entramos a su oficina y me pidió que me quedara sentado junto a ella, yo me moría de ganas de salir a jugar con los otros canes, pero me di cuenta que a ellos también los tenían sentaditos, así que ahí me quedé.
Pasaron algunas horas, mi humana no dejaba de hacer cosas en la computadora, estaba muy concentrada y de vez en cuando me acariciaba. En ese tiempo yo di algunas pequeñas vueltas por su oficina, portándome bien y sin romper nada.
Después me puso mi correa y salimos del lugar, otros humanos hicieron lo mismo. Todos dimos un paseo y comimos juntos. Fue muy divertido, humanos y perros estábamos muy contentos.
Regresamos a la oficina y estuvimos un ratito más, yo estaba muy cansado y me quedé dormido. Cuando desperté la puerta estaba abierta, mi humana seguía sentada frente a la computadora, pero afuera ya no había tanta gente ni tanto ruido.
Minutos después apagó la máquina, tomó su bolsa y me ordenó que la siguiera… ¿sin correa? ¿de verdad? Y así fue, afuera solo había dos canes más y también estaban sueltos.
Creo que nadie se debe enterar, pero corrimos y jugamos mientras nuestras humanas platicaban. Sin duda fue una de mis partes favoritas del día. Pasaron unos minutos y nos pusieron la correa a los tres para marcharnos.
Mi humana se despidió y subimos al carro, yo estaba más que cansado, me dormí los pocos minutos del trayecto; llegamos a casa mi humana y yo cenamos para proceder a ir a la cama como todas las noches.
¡Wow!, fue un gran día. Por fin supe lo que mi humana hace cuando no está en casa, se ve que es cansado lo que hace pero fue feliz de tenerme ahí, lo vi en su mirada. Y yo la pasé muy bien, no me gusta estar solo y hoy estuve con ella en todo momento, conocí gente y canes.
Me divertí muchísimo, ojalá se repita porque ha sido uno de los mejores días de mi vida.
Que buena historia, ojalá mas empresas replicaran esta iniciativa , aunque con mi schanauzer que es medio loco sería interesante el reto.