Sé que la fecha está cerca, las calles están más iluminadas de lo normal, esas canciones suenan constantemente, los humanos están contentos y compran muchas cosas, la mayoría de ellos están acompañados de sus perritos.
Cada año tengo la esperanza de acompañar a alguien, es una ilusión y mi único deseo, pero nunca sucede. Solo me queda observar a los canes felices y acompañar a mis colegas callejeros.
No sabemos exactamente qué se celebra, solo percibimos diferente el ambiente y nos dan muchas ganas de pertenecer a él, pero no somos tan afortunados solo nos queda emocionarnos y tratar de vivir la temporada de la misma manera.
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Con el paso de los años hemos identificado cómo es la celebración, cada uno de nosotros ha obtenido información porque durante esa noche especial mientras vagamos por las calles observamos por las ventanas de las casas.
Las familias reciben a más familia que llega con mucha comida, adentro hay un árbol gigante lleno de luces y debajo de él están los regalos. Todos se sientan al rededor de la mesa, comen, platican y de repente se empiezan a abrazar.
Supongo que ser parte de una familia, sentirte querido y protegido debe ser bonito, lo puedo percibir en las caras de felicidad de los perritos que también son parte de la celebración familiar.
En la calle he hecho muchos amigos, hay humanos que ya me conocen, cada que me ven me saludan y me ofrecen un poco de agua y comida. También he hecho amigos caninos, se puede decir que hemos formado una manada para cuidarnos y mantenernos a salvo de las amenazas callejeras.
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Afortunadamente no nos ha ido tan mal, pero sí hemos visto que hay humanos malos que maltratan a otros perros, nosotros solo nos echamos a correr.
No me quejo de la vida que tengo, solo me pongo triste en esta temporada, quiero ser parte de una celebración, de hacer feliz a un humano y yo ser feliz a su lado.
No pierdo la esperanza de tener una Navidad en familia.