Así es, los perros no temen expresar abiertamente lo que sienten por las personas que aman y, aunque lo demuestren de una manera particular, es decir, diferente a los humanos, con el paso del tiempo mediante la convivencia aprendemos a identificar esas muestras de cariño.
Es cierto que los perros sienten y experimentan emociones, felicidad, tristeza, enojo y miedo, sien embargo, este último no se hace presente al momento de amar y una de las razones principales es porque los perros solo se dedican a vivir el presente sin preocuparse por qué vendrá después.
Cuando los perrhijos están con sus humanos no hayan qué hacer de la emoción, mueven la cola, corren por toda la casa, se acuestan al lado de ellos, les llevan su juguete favorito o les muestran su panza para que se las rasquen. Esas son muestras de amor.
¿Por qué a los perros no les da miedo amar?
En comparación con los humanos, los perros no piensan en si serán correspondidos, si valorarán sus sentimientos o incluso si saldrán lastimados; ellos simplemente se entregan y se dejan llevar por lo que sienten.
Incluso, lamentablemente hay casos en los que los perros son maltratados por sus dueños y, en efecto, les llegan a tomar cierto temor, pero tiene más peso su capacidad de amar y optan por perdonarlos.
Ese acto para nosotros tal vez no sea lo “ideal”, pero a ellos tampoco les importa los que los demás piensen, sigue siendo más importante amar y demostrar ese sentimiento.
Y aunque a ellos no les preocupe tanto recibir algo a cambio del amor que nos dan, nosotros como humanos debemos valorar, apreciar y hasta corresponder ese amor respetándolos, cuidándolos y brindándoles atención.
Los perrhijos son seres maravillosos.
