Dicen cada perro tiene una misión especial en la vida, lo primero que deben hacer es elegir a su persona, a su familia. Una vez que se instalan le enseñan a sus humanos muchas lecciones y cuando cumplen su propósito en este mundo, deben irse. Son ángeles de cuatro patas que nos ayudan a ser mejores.
Mientras están con nosotros, los perrhijos ocupan un lugar importantísimo en nuestras familias.
Sabemos que llegaron a cambiar nuestra vida, a darnos amor puro, infinito, leal, incondicional, sincero y desinteresado.
Si le preguntas a una persona ¿qué significa tener un perrhijo?, lo más probable es que te responda que es haber encontrado al amor de su vida. Un perrhijo te llena el corazón, ilumina tu camino, es fiel compañía, felicidad total, mucha responsabilidad, una bendición. Las palabras no alcanzan para poder decir todo lo que sentimos por ellos.
Aunque juramos que no se subirían a la cama, dormimos con ellos, platicamos con ellos, festejamos con ellos, viajamos con ellos, lloramos con ellos, y sufrimos mucho cuando se enferman. Son nuestra adoración.
Un perrhijo es experto en cuidarnos de las malas personas y de las malas energías, tu peludo es capaz de defenderte incluso sacrificando su vida por ti.
También es especialista en sanar el corazón de su persona, basta que te limpien las lágrimas para que te sientas mejor. Incluso un perrhijo puede ser un gran porrista, porque a pesar de que estés teniendo el peor de los días, ahí estará para animarte a jugar con él y te ofrecerá algún juguete.
Ellos perdonan nuestros errores y nos inspiran a ser mejores. Solo necesitan amor, comida, paseos, paciencia y atención veterinaria para ser felices.
Sinceramente, lo mejor que nos puede pasar es tener un Perrhijo en nuestras vidas.
