¿Eres tú? ¿Será posible? ¿Después de tanto tiempo? Esas preguntas rondaban en mi cabeza cuando encontré a mi perro después de siete años.
Lo vi a lo lejos, estaba feliz. Antes de emocionarme necesitaba comprobar que en verdad fuera él, pero una sensación en mi pecho me decía que el momento que tanto esperé por fin estaba sucediendo.
No sé si logren comprender lo que trato de decir, pero el corazón no miente y ese poder se intensifica cuando se trata de encontrarte un un gran amor.
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Relataré los hechos desde el principio
Mike se perdió cuando apenas tenía un año de edad, fue un accidente. Sin embargo, me costó mucho tiempo superarlo y liberarme de semejante culpa.
Aquel día salimos a pasear, estábamos caminando tranquilos cuando de repente escuchamos un fuerte ruido, nunca supe su origen. Los dos nos asustamos y por desgracia yo solté la correa y Mike corrió desesperadamente, todo sucedió en instantes.
De un momento a otro mi mano no sostenía nada y yo me había quedado solo en el lugar. Reaccioné lo más rápido que pude, todo me daba vueltas, sentí un golpe tremendo en el pecho, mi vista se nubló y no supe por dónde empezar a buscar.
Grité su nombre, recorrí calles y pregunté a las personas si habían visto a mi mejor amigo. Nadie sabía nada, solo me miraban con lástima, compasión y algunos me ayudaron a buscar. Fue inútil.
Salí todos los días durante mucho tiempo para buscarlo, pegué y publiqué su foto en todas las calles y medios posibles. También fue inútil.
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Pasaron tres años y me tuve que resignar, me aterraba la idea de pensar que estuviera sufriendo en las calles o peor aún, que hubiera dejado este mundo.
Como les dije, la culpa nunca me dejó, el sentimiento disminuyó con el paso del tiempo, pero un hecho de tal magnitud es muy difícil de superar y olvidar. Sé que si ustedes que están leyendo estas palabras tienen perros me comprenderán.
En fin, llegó un momento en el que me tuve que resignar a no volver a ver a Mike, mi mejor amigo.
Hasta ese día que encontré a mi perro después de siete años
De verdad estaba muy feliz jugando con una pelota. El paso de los años se notaban en Mike, tenía canas y su agilidad no era la misma, sin embargo se veía lleno de vida.
Me acerqué hacia él, estaba con otra persona, su ahora familia. Me reconoció, cuando percibió que me aproximaba a él se sentó, me miró y corrió hacia a mí, sabía que era yo. Lo abracé y no logré evitar que lar lágrimas salieran de mis ojos, fue un momento hermoso.
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Quisiera que la historia tuviera un final diferente, contarles que después de abrazarnos fue conmigo a casa y no nos volvimos a separar. No fue así.
Después de aquel abrazo, lo llamaron por su nuevo nombre, Luke, me miró a los ojos, lamió mi mano y se marchó. Lo vi alejarse, un episodio sumamente doloroso.
Lo sé, no era el final que esperábamos, pero ¿saben qué? Fue un gran final para mi mejor amigo y un final tranquilo para mí.
Sé que tuvo suerte de encontrar a alguien que lo ama y lo procura, no está en las calles pasando hambre, tampoco cruzó el arcoíris y lo más importante, es feliz.
Yo lo amaré por siempre, él lo sabe y el hecho de que me reconociera es indescriptible, pero fue una sensación que vivirá por siempre en mi corazón.