Mi perro, mi fiel guardián de cuarentena

Desde que mi pequeño llegó a mi vida, no había tenido la oportunidad de pasar todo un día con él, menos una semana entera o hasta casi un mes. Mi rutina solo me permitía verlo un rato en las mañanas y en por las noches. Eso sí, en esos momentos le dedicaba toda mi atención. 

No es por nada, pero siempre he creído que soy su persona favorita de la familia, cada que regresaba a casa se desvivía por darme el mejor recibimiento, corría, iba por juguetes, saltaba y no hallaba qué más hacer. Cabe mencionar que eso solo ocurría conmigo. 

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Estas semanas que me ha tocado estar en casa todo el día he confirmado mi teoría, me despierto muy temprano, enciendo mi computadorapara ponerme a trabajar y mi perrhijo es el primero en despertar y seguirme para quedarse conmigo. 

Yo no sabía qué hacía durante el día, la familia me dice que siempre suele estar costado en el sillón, jugando con ellos, caminando por la casa, comiendo, tomando el sol y saliendo a sus paseos. 

¿Por qué digo que es mi guardián?

Bueno, aparentemente se ha olvidado de los otros humanos que viven en la casa, pues los ignora y casi nunca se separa de mí. Me sigue a donde vaya dentro de casa, se acuesta en mis pies cuando me siento a trabajar, me acompaña a preparar la comida y está muy al pendiente de que no salga. 

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También es mi guardián emocional, son tiempos difíciles y saber que tengo a mi cachorro cerca me reconforta de una manera impresionante. Cuando platico con él estoy segura de que me presta atención, me siento en confianza y se recuesta sobre mi pierna como si me estuviera dando un abrazo.

Soy una humana muy afortunada por tenerlo en mi familia, todos lo amamos, es el consentido y nos derretimos de amor al verlo. Él nos es cien por ciento fiel y sabemos que siempre estará para nosotros.

¡Gracias, querido guardián de cuatro patas!